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Bitácora de vuelo

Iba escribir la verdadera y gran historia de "El Puerco Ovejero", pero me la reservaré para después (Truco de mercadotecnia... 'Aveda').


ADVERTENCIA: Las memorias y anécdotas retratadas en este episodio, tienen como objetivo el entretenimiento del lector, el autor (Fauno) no se hace responsable de prejuicios y/o fobias que puedan surgir derivadas de la lectura del mismo (Ay, ajá).

En el momento que escribo estas líneas me encuentro volando a 33,000 pies sobre el océano Atlántico, el viento me pega en la cara y mi capa ondea por detrás. Me siento muy solo, si tan sólo Louis estuviera aquí... Muy bien, eso lo escribiría si fuera el único sobreviviente de la explosión de un planeta llamado Kriptón, mi apellido fuera "Kent", me ganara la vida como reportero en el Daily Planet y salvara al mundo  vez en cuando, pero no, no lo soy. En realidad soy un pobre diablo que va viajando en la clase turista del vuelo 6402 de Iberia, proveniente de la Ciudad de México y con destino Madrid. Como nota adicional, me encuentro más acalorado que un pollo encerrado en los guacales centrales de un trailer transportador de la compañía Pilgrim's Pride.


Debo confesar que antes me gustaba mucho viajar en avión, y cuando digo antes, me refiero a cuando tenía 11 ó 12 años, antes de crecer como si mi madre me hubiera puesto royal en lugar de talco en los pañales. En serio, si usted ha viajado en avión y no mide 1.93 y/o su espalda no es tan grande y verde como la de Hulk, entonces tal vez no logre comprender el malestar que me causa permanecer durante diez largas horas sentado en la posición semi-fetal que exige la segunda clase de cualquier vuelo comercial en nuestros días. Si usted gusta darse una idea de cómo me veo en este momento, sólo debe de seguir algunos sencillos pasos:


  • Consiga un Nintendo 64.

  • Inserte el cassette de "Mario Kart 64".

  • Seleccione a Donkey Kong para jugar.

  • ¡Listo!, Usted tiene ahora una imagen bastante clara y precisa de cómo me veo ahora.


(Para este momento, los sobrecargos que pasan caminando por el pasillo, me han golpeado ya nueve veces la espalda, sí, la parte de la espalda que no cabe en el maldito asiento. Veremos cuantas suman al final del post.)


Otra de las causas que han desarrollado mi no-gusto por volar son las turbulencias. Las turbulencias son algo así como esas pequeñas pruebas que te pone la vida para ver que tan hombre eres, yo he reprobado todas. Cuando hay turbulencia, lo único que hago es empotrarme en los descansa-brazos del asiento con mis sudorosas manos, mirar fíjamente al frente y pensar en cosas felices. Aunque después  todo, estos indeseables movimientos del avión no son tan malos, pues logran algo en mi persona que ningún sacerdote ha podido despertar: El deseo de querer reconciliarme con Dios y arrepentirme de mis pecados. Debo decir también que este miedo no es 'de a gratis', en el año 2003 estuve en lo que pudo haber sido el accidente aéreo de la década, desde entonces sufro de estrés post-traumático... Ok, me la mamé, en realidad fue sólo un incidente aéreo menor, aun así me dejó mal de mi cabeza, pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión...


Y bueno, no todo en los aviones son quejas, también hay algo de diversión, por ejemplo: A veces ponen buenas películas (Aunque nunca tan buenas como la variedad de películas con la que cuentan los autobuses 'guajoloteros', eso sí es variedad), también puedes perder el tiempo hojeando la revista de las cosas estúpidas que venden en el "Duty Free Abordo", puedes tomarle fotos a las personas que se quedan dormidas y abren la boca cual hipopótamos en batalla, o bien, puedes intentar ligarte a la chica más guapa del avión para cumplir tu fantasía de fornicar con una desconocida bien sabrosa a once kilómetros de altura (Error de novatos, quien tiene esa fantasía es porque jamás ha entrado al baño de un avión). Si usted es o conoce a alguien que haya logrado esa última proeza mencionada sin premeditación alguna y sin sufrir de alguna lesión como la del Dr. House, lo felicito, sé que llegará lejos.


Durante mis vuelos también he aprendido varias cosas, muy pocas en realidad. Una de ellas es que al menos el 97.3% de los sobrecargos odia su trabajo, es eso o simplemente en el perfil de contratación dice: "Se solicita sobrecargo, requisitos: Ser bien mamón". Otra cosa que he aprendido es que las mentadas de madre también se comen, si no me creen es porque jamás han comido en un avión; en verdad, las ensaladas y frutas más horribles que he probado en mi vida han sido abordo de una aeronave. También he aprendido que la industria aérea se maneja con cierta ironía, es decir, en el aeropuerto no te dejan pasar con ningún objeto afilado, pero en el avión te dan cubiertos de metal, nada mal si usted es un terrorista afgano dispuesto a estrellar el avión en algún monumento conocido, le hacen la mitad de la chamba. En resumen, gracias a los múltiples vuelos que he tenido, he aprendido a hacer de la paciencia una virtud... Aunque eso no me hace muy feliz que digamos.


Para finalizar, me encantaría hacerle unas pequeñas recomendaciones para que su viaje sea más placentero (O menos desagradable):


  • Si tiene la posibilidad de subir ebrio a su vuelo, ¡hágalo! Dormirá todo el camino y nada más importará.

  • Si usted es obeso, no viaje, o bien, compre dos asientos, valdrá la pena.

  • Le será de gran utilidad adquirir un sandwich y unas papas en algún Oxxo y subirlos a escondidas.

  • Nunca abra un chaleco salvavidas dentro del avión, la gente y el ambiente se ponen muy, MUY tensos (Me han contado).

  • Cuando el avión aterrice, por favor no aplauda, a personas como yo nos da tanta pena ajena que somos capaces de abrir la salida de emergencia y lanzarnos de bruces directo hacia las turbinas.

  • Siempre escoja el asiento del pasillo, tome nota: ¡SIEMPRE!

  • En caso de emergencia ponga su cabeza entre las piernas, bésese el trasero y despídase.


(A continuación intentaré dormir un poco ya que no me fue posible beber antes de abordar... Bueno, en realidad sí, pero yo no bebo. Punto para la cerveza.)


En este momento estamos tocando tierra, estoy más entumido que una ostra después de haber sufrido un ataque de ácido cítrico sabor limón. Falta todavía un vuelo de conexión, será como de una hora y media. Espero que se la estén pasando mejor que yo (Por el momento), los saludo desde España, hasta la próxima y gracias por su visita a este espacio.


P.D. Perdí la cuenta de los golpes en la espalda.




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