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Somos Matterless Dusk

Chava

Una banda...

Si hiciéramos una encuesta sobre cuáles son los sueños más recurrentes en el grueso de la población occidental durante la adolescencia, el estar en una banda seguramente ocuparía un lugar en el top 5. Yo quería estar en una desde que descubrí el rock and roll, cuando tenía como 15 años y los dinosaurios aún dominaban la tierra; como dato curioso cabe mencionar que en ese entonces no sabía cantar y mucho menos tocar ningún instrumento… Casi como ahora, pero más.

¿Una banda? ¿Neta? ¿A quién se le ocurre? Es un mercado saturado, mal pagado, hay que trabajar de noche, desvelarse, cargar equipo (Si es que tienes, porque si no además hay que rentarlo), ensayar entre semana, y así, ya así... Es decir, estar en una banda es, en términos generales y fáciles de entender, una mamada.

La primera vez que por fin toqué fue por mera conveniencia: nos presentamos en la semana cultural que hacían en mi prepa, ensayamos tres días y tocamos (mal) tres canciones facilísimas; a todos nos exentaron en nuestro taller de artísticas. Después de aquella presentación, pasaron diez años y jamás volví a tocar... Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Como todas las relaciones sociales en las que convive más de una persona, las bandas son un desmadre. Al menos cuando te peleas con tu novia, las reconciliaciones, por lo regular, están bien chidas. Yo por ejemplo, tengo la impresión de que ha de ser una experiencia culerísima "reconciliarme" con alguno de los miembros de mi banda... Mera percepción (No es cierto, amigos, los amo). Por eso siempre es mejor no perderse el respeto a tener que perderse el ascOHQUELACH...

Sí, una banda...

¿Por qué la gente quiere o ha querido en algún momento de su vida estar en una banda? Tal vez la respuesta más sencilla es "porque no saben el pedo que es", y aunque es una respuesta que, aunque simplona, tiene cierto grado de lógica, es también una respuesta inexacta, pues la mayoría de la gente a la que le va mal con algún grupo, por cualquier razón, termina siempre buscando otro, y otro, y otro, y otro, hasta que le atina. Hay quienes nunca le atinan... Hay quienes le atinan a la primera... El factor suerte.

Yo he estado formalmente con tres bandas (La de la prepa y los proyectos de ocasión no cuentan, son como esas novias con las que duras una semana, nunca se ven y te cortan por teléfono…): ORDÖKENT, Bandwagon y ahora Matterless Dusk. Cada una se parece en algo a las otras dos (Además de los chidísimos nombres) y a la vez también son muy diferentes entre sí.

Matterless es el primer proyecto de música original en el que participo activamente con otros miembros (Yo ya había escrito canciones propias, pero hablaban de chichis y cosas de esas. Esto es un poco más serio). Nos auto-definimos como "un trio de apasionados intentando hacer un poco de música" y no hay otra descripción que nos acomode mejor. Eso somos. Eso intentamos. Y nos estamos divirtiendo muchísimo en el proceso.

Eso, queridos lectores, es lo que en mi opinión hace que la gente siga queriendo estar en una banda a pesar de todo el desmadre que implica: la pasión... Y si además te diviertes haciéndolo, puedes soportar casi cualquier cosa.

Porque la vida sin música sería un error, pero habemos quienes no sólo nos conformamos con escucharla.

Matterless Dusk somos Sergio, Naghen y Swagvador McYolo (Yo). Cada uno con una historia, personalidad y un gusto diferente, cada uno una pata del tripie que sostiene este proyecto.

Matterless Dusk es el punto de inflexión entre un filósofo progresivo, un joven experimental y un idiota que creció escuchando punk.

Matterless Dusk somos un trio de apasionados intentando hacer un poco de música... Nada más, pero nada menos.

@FaunoBastard

contacto@matterlessdusk.com

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